Vittorio Sella
Vittorio Sella (Biella, 28 de agosto de 1859 – Biella, 12 de agosto de 1943) fue un alpinista y fotógrafo italiano. Fue pionero en la fotografía de montaña y está considerado como uno de los mayores expertos en este campo de la historia.[1] BiografíaNacido en Biella en 1859, hijo del industrial Giuseppe Venanzio Sella y de Clementina Mosca Riatel, heredó la pasión por la montaña de su tío Quintino Sella, fundador del Club Alpino Italiano.[2] Realizó numerosas ascensiones notables en los Alpes, entre las que figuran las primeras invernales al Cervino y al Monte Rosa,[3] y la primera travesía invernal del Mont Blanc.[1] Participó en varias expediciones al extranjero, entre ellas: tres expediciones al Cáucaso (donde existe un pico que lleva su nombre[4]), la expedición al monte San Elías, en Alaska, en 1897, la expedición al monte Stanley, en Uganda, en 1906, y la expedición al K2, en 1909. Estas tres últimas expediciones las realizó en compañía de Luis Amadeo de Saboya, duque de los Abruzos. En 1899 también había participado en la expedición del Duque de los Abruzos al Polo Norte en el barco Stella Polare. Siguió practicando el alpinismo hasta una edad avanzada. Su último intento en el Cervino lo realizó a los 76 años, pero tuvo que abandonar tras el accidente de uno de sus guías.[1] Murió en su Biella natal en 1943 y fue enterrado en el cementerio monumental de Oropa, cerca del santuario mariano del mismo nombre. Su colección fotográfica la gestiona en la actualidad la Fundación Sella.[2] Fotografía: valor científico y recepción críticaSus fotografías de montañas siguen considerándose de las más bellas jamás realizadas.[1] En palabras de Jim Curran: «Sella sigue siendo recordado como tal vez el mejor fotógrafo de montaña de todos los tiempos. Su nombre es sinónimo de perfección técnica y refinamiento estético».[5] La alta calidad de las fotografías de Vittorio Sella se debe en parte a su uso de placas fotográficas de 30x40 cm, a pesar de las dificultades que entrañaba el transporte de su pesado y frágil equipo a lugares remotos. Para poder transportar las placas con seguridad, tuvo que idear un equipamiento especial, con albardas y mochilas modificadas.[6] Sus fotografías gozaron de una amplia difusión, tanto en la prensa como en exposiciones, y recibieron numerosos elogios; Ansel Adams, que vio 31 de ellas en una exposición que Sella había hecho en el Sierra Club estadounidense, dijo que le inspiraban «una sensación de asombro de tipo religioso».[7] Muchas de sus fotografías retrataban montañas de las que no existían representaciones previas, por lo que poseen valor tanto artístico como histórico; por ejemplo, se han utilizado para medir el retroceso de los glaciares del Ruwenzori, en África Central.[2]
HomenajesSe le ha dado su nombre a un refugio del Parque nacional del Gran Paradiso, en el Valle de Aosta: el refugio Vittorio Sella, cerca de Cogne, a 2.584 m de altitud, en el camino que va, de este a oeste, desde Valnontey (1.666 m) hasta el paso del Lauson (3.296 m). Referencias
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