Las sales minerales son compuestos inorgánicos fundamentalmente iónicos. Las sales, en general, son combinaciones de cationes y aniones, excluyendo los compuestos del ion hidronio (H3O+), que se clasifican como ácidos.[1] En este contexto, el calificativo «mineral» es sinónimo de «inorgánico», pues existen sales cuyos cationes y aniones son total o parcialmente de origen orgánico.[1]
Las sales minerales tienen función estructural y funciones de regulación del pH, de la presión osmótica y de reacciones bioquímicas, en las que intervienen iones específicos. Participan en reacciones químicas a niveles electrolíticos.
En forma precipitada, las sales minerales forman estructuras duras, que proporcionan estructura o protección al ser que las posee.
También actúan con función reguladora.
Ionizadas
Las sales disueltas en agua manifiestan cargas positivas o negativas. Los cationes más abundantes en la composición de los seres vivos son el sodio (Na+), el potasio (K+), el calcio (Ca2+), el magnesio (Mg2+), el amonio (NH4+). Los aniones más representativos en la composición de los seres vivos son el cloruro (Cl−), el fosfato (PO43−), el carbonato (COO32−) y el bicarbonato (HCO3−). Las sales disueltas en agua pueden realizar funciones tales como:
Los iones de las sales pueden asociarse a moléculas, realizando funciones que tanto el ion como la molécula no realizarían por separado. Algunos ejemplos son el caso de la hemoglobina, los citocromos y la clorofila.
De tal manera que las sales minerales están asociadas a las moléculas orgánicas y suborgánicas.