Pitavia punctata
Pitavia punctata, conocido comúnmente como pitao o canelillo, es un árbol endémico de Chile,[2] especie del género Pitavia. Es uno de los árboles más amenazados de Chile y actualmente está calificado como una especie en peligro de extinción.[3] Su tala está prohibida debido a que en 1995 fue declarado monumento natural.[4] esta en peligro de extinción y es muy importante para el planeta Negro DescripciónÁrbol de hojas perennes. Puede medir hasta 15 metros y un tronco de hasta 50 cm de diámetro. Florece entre octubre y noviembre, sus flores son hermafroditas y de color blanco.[5]
DistribuciónEsta especie de la flora de Chile es posible encontrarla exclusivamente en la Cordillera de la Costa entre las provincias de Talca y Malleco, en un rango de altitud que va desde los 30 hasta los 850 m s. n. m.[2] La mayoría de los ejemplares que aún existen se encuentran en quebradas o aéreas bajas y rodeadas de plantaciones forestales comerciales.[5] ConservaciónSu hábitat original se ha visto fuertemente reducido y fragmentado mediante el uso del fuego, para estos terrenos como zonas de cultivo y pastoreo, y más recientemente para plantaciones forestales comerciales de pino radiata y eucaliptus. Además ha sufrido una tala intensiva para utilizar su madera como leña, su tala fue especialmente intensa cerca de los centros urbanos como Concepción.[2] La tala fue finalmente prohibida gracias a que fue declarado oficialmente como monumento natural en 1995.[4] Se estima que su actual área de ocupación es menor a 10 km² y está formada por menos de 1000 ejemplares maduros.[5] De los 30 sectores en los cuales Conaf ha identificado presencia de pitaos, sólo existen tres en áreas silvestres protegidas, una en la Reserva Nacional Los Ruiles, Reserva nacional Los Queules y Reserva Nacional Nonguen, en las dos primeras áreas de protección el número de ejemplares maduros es menor a 70 y en la Reserva Nacional Nonguen sólo se han encontrado cuatro ejemplares maduros.[5] TaxonomíaPitavia punctata fue descrita por (Ruiz & Pav.) Juan Ignacio Molina y publicado en Saggio sulla Storia Naturale del Chili 287. 1810.[6] Véase tambiénReferencias
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