Julio Campero y Aráoz
Julio Campero y Aráoz (San Salvador de Jujuy, 8 de noviembre de 1873-Salta, 20 de febrero de 1938) fue un religioso católico argentino, que ejerció como obispo de la diócesis de Salta. BiografíaEra hijo de Fernando María Campero Barragán y de Corina Araóz. Era nieto por vía paterna de Juan José Feliciano Fernández Campero y Pérez de Uriondo Martiarena, último titular en América del marquesado de Yavi o del Valle del Tojo, héroe de la independencia, quien muriera como prisionero de los realistas en Kingston, Jamaica, cuando era trasladado a España para ser juzgado como noble alzado en armas contra la Corona Española. Desde muy temprana edad demostró su inclinación por la vida religiosa, ingresando al Seminario Conciliar de Salta, donde fue ordenado sacerdote el 21 de junio de 1896. Al igual que sus parientes, la escritora boliviana Lindaura Anzoátegui Campero y el poeta tarijeño Octavio Campero Echazú, tuvo inclinación por la literatura y la poesía de inspiración mística, escribiendo en 1906 la novela "Filomena, el martirio de una joven cristiana". La Academia Argentina de Letras le ofreció un escaño como miembro de número, ofrecimiento que rechazó para continuar con su ministerio eclesiástico. Se desempeñó en cargos religiosos en las Provincias de Salta y Jujuy, hasta que el papa Pío XI lo designó obispo titular de la diócesis de Salta, en junio de 1923, siendo instalado en su sede el 23 de octubre de ese año. Con ocasión de su designación como obispo, la familia Campero donó las joyas pertenecientes a los marqueses de Yavi, en modo de agradecimiento al Señor y la Señora del Milagro de Salta, en cuyos mantos y coronas, hoy se encuentran engarzadas. El obispo Julio Campero y Aráoz al frente de la diócesis promovió obras de beneficencia y la construcción de nuevos templos en las zonas rurales de Salta. De su propio peculio costeó las obras de refacción y amueblamiento de la Catedral de Salta. Su desempeño pastoral no le impidió que continuara dando conferencias sobre arte y literatura en la Argentina y en Europa. Renunció a su sede el 23 de junio de 1934, siendo designado por Pío XI, obispo emérito de la diócesis de Sophrene. Se retiró a la localidad salteña de La Choza, donde falleció el 20 de febrero de 1938. Sus restos fueron sepultados en el Convento de los Carmelitas Descalzos de la ciudad de Salta, casa religiosa que fundara gracias a la donación de los terrenos de una finca que pertenecía a la familia Campero, ubicados en la zona aledaña al casco urbano de la ciudad. La calle Obispo Campero de la ciudad de Salta, se denomina de este modo en su honor. Bibliografía
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