Civitas liberaUna civitas libera ("ciudad libre" en latín, en plural, civitates liberæ; también urbs liberae condicionis; en griego: ἐλευθέρα καὶ αὐτόνομος πόλις)[1] fue la designación dada a una ciudad autónoma durante las épocas imperial romana y helenística. El estado le fue otorgado por el emperador, que, sin embargo, supervisaba los asuntos de la ciudad a través de sus epistates o curator respectivamente. Varias ciudades libres también tenían derecho a emitir monedas que llevaran el nombre de la ciudad. HistoriaEjemplos de ciudades libres incluyen Anfípolis, que después del 357 a. C. permaneció como una ciudad autónoma y libre dentro del reino macedonio;[2] y probablemente también Casandrea y Filipos. Bajo el dominio seléucida, numerosas ciudades gozaron de autonomía y emitieron monedas; algunas de ellas, como Seleucia y Tarso, continuaron siendo ciudades libres, incluso después de la conquista romana de Pompeyo. Nicópolis también fue constituida como ciudad libre por Augusto, su fundador.[3] Salónica, después de la batalla de Filipos, se convirtió en ciudad libre en el 42 a. C., cuando se puso del lado de los vencedores.[4] Atenas, una ciudad libre con sus propias leyes, apeló a Adriano para que diseñara nuevas leyes que él modeló a partir de las dadas por Dracón y Solón.[5] Autonomi o más bien Autonomoi era el nombre dado por los griegos a aquellos estados que se regían por sus propias leyes y no estaban sujetos a ningún poder extranjero.[6] Este nombre también se le dio a aquellas ciudades sometidas a los romanos, a las que se les permitió disfrutar de sus propias leyes y elegir sus propios magistrados.[7] Este permiso fue considerado un gran privilegio y una marca de honor; y, en consecuencia, se encuentra registrado en monedas y medallas (p. ej. la Metrópoli de los antioqueños autónomos).[8] Véase también
Referencias
Enlaces externos
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