Batalla de Junín
La batalla de Junín fue uno de los últimos enfrentamientos que sostuvieron los ejércitos realistas y patriotas en el proceso de la independencia del Perú, el 6 de agosto de 1824. AntecedentesEn aquellas fechas Simón Bolívar, entonces presidente de la República de Colombia y con el título de Libertador de ese país, acudió a la llamada del Congreso del Perú, para continuar la guerra de emancipación del Perú, ya iniciada por José de San Martín cuatro años antes, en 1820. El protector del Perú había formado el Ejército Unido Libertador del Perú y promovido el surgimiento de la República Peruana y negociado con Bolívar antes de retirarse. No obstante, tras el Motín del Callao, Bolívar ordenó la retirada general del ejército de Colombia en dirección hacia la frontera norte del Perú,[6] enviando órdenes a las tropas colombianas para reagruparse en Huamachuco (en la sierra) y Trujillo (en la costa). Ordenó que el repliegue general se hiciera devastando el territorio peruano, talando los campos, secuestrando el ganado, y bajo una política general de Tierra quemada, destruyendo cualquier recurso de los pueblos peruanos para que no pudiera servir de sustento. Lo que Tomás de Heres había venido a llamar «guerra a la colombiana». A los departamentos del Perú ocupados por su ejército les exigió el dinero, además de la contribución sangre, para pagar el sueldo íntegro del ejército colombiano.[7] La situación estratégica cambió en el curso del año 1824. El Ejército Real del Perú sin ninguna ayuda desde la sublevación de Riego y aislados de España gracias a la exitosa campaña naval peruana, a duras penas se sostenía aún en la sierra peruana. A esto se añadió la rebelión de Olañeta en el Alto Perú que desencadenó una guerra doméstica que les obligó a combatir en dos frentes. Al norte, Bolívar tenía en su ejército más de 10 000 hombres, en su mayoría colombianos y peruanos, menos de 1000 chilenos y una centena de jinetes rioplatenses. Su número era equivalente al número de realistas, pero las tropas realistas estaban desperdigadas entre el valle del Mantaro y Alto Perú. La sublevación en el Alto Perú del general realista Pedro Antonio Olañeta fracturó la defensa del virreinato, y obligó al virrey José de la Serna a luchar contra su antiguo subordinando en el Alto Perú y mandó una parte importante de sus ejércitos, al mando de Gerónimo Valdés, unos 5000 veteranos que tenían su base en Puno, denominado «Ejército del Sur» con el objetivo de asegurar la base andina de recursos militares. José de Canterac, veterano de la guerra en Venezuela, que contaba con 6.000 efectivos según los cálculos independentistas,[8] estaba en desacuerdo con el virrey, y le advertía de los peligros de dividir sus fuerzas, desgastarlas y dar esta evidente ocasión a Bolívar. Bolívar, conocedor de esta ventaja, carteándose con Olañeta, aprovechó la oportunidad, y en junio de 1824 enfiló su ejército de 12.000 efectivos y seis piezas de artillería hacia la sierra central del Perú, para aislar a las solitarias fuerzas realistas del general Canterac, denominado «Ejército del Norte». Restando los desertores y enfermos, la fuerza que finalmente alcanzó a cruzar la cordillera andina y presentarse en Junín fue de 8.000 soldados y 1000 jinetes, y a ellos hay que añadir unos 1500 montoneros, que formaron una pantalla de guerrillas. A estas fuerzas hay que sumar la movilización de miles de civiles peruanos enganchados forzosamente en largas filas de cargadores siguiendo al paso del ejército, amenazando con fusilar a quienes demoraran la columna o no aportaran el acopio de víveres. Ante la resistencia de los pobladores frente a la imposición de los militares, el coronel Aldao propuso «fusilar a todos los —peruanos— que no sean decididos por la causa justa de América». Sucre le responde «Tome Ud. medidas duras».[8] DesarrolloLa batalla se desarrolló en la pampa de Junín o también llamada la Meseta de Bombón, situada en el centro del Perú en el actual departamento de Junín a orillas del lago llamado Junín o Chinchaycocha que está situado a 4000 m s. n. m. La planicie está ubicada en la región natural de la puna o altoandina, entre los distritos de Junín, Óndores y Carhuamayo de la región Junín y el distrito de Ninacaca de la región Pasco. Orden de batallaLa batalla de Junín se desarrolló únicamente con caballerías usando armas blancas, con bajas significativas. El resultado tuvo gravísimas consecuencias en la campaña que representa la contramarcha desde Cerro de Pasco hasta el Cuzco. La más grave consecuencia fue la casi desaparición del ejército realista del norte debido a las deserciones y la enorme perdida de material de guerra durante su retirada.
La Batalla de JunínPreludioEl 2 de agosto Simón Bolívar pasó revista a su ejército, compuesto por 7900 soldados de infantería, 1000 de caballería y seis piezas de artillería, en el llano de Rancas y les dirigió estas elocuentes palabras:
El 6 de agosto el ejército de Canterac, formado por 1300 jinetes, y entre menos de 6000[9]- 7000 infantes y nueve piezas de artillería,[10] marchaba apresuradamente alrededor del lago Junín tratando de evitar el combate con Bolívar. Esa tarde el Ejército Unido había cruzado el río Grande, a la altura de Rumichaca, al llegar a una elevación pudieron observar al ejército realista en plena retirada, acercándose a la llanura de Junín. Embestida de la caballería realistaBolívar ordenó a 900 jinetes de su caballería intentar detener a los realistas, mientras la infantería, que aún se encontraba a 5 kilómetros de distancia, los alcanzaba. Viendo esto, Canterac ordenó a su infantería continuar la retirada y poniéndose el mismo a la cabeza de sus jinetes, desplegó su caballería en batalla, ordenando que los "Húsares de Fernando VII" y los "Dragones del Perú" formaran una sola línea teniendo a los "Dragones de la Unión" en columna a los dos flancos para favorecer el envolvimiento de la caballería patriota. El terreno era estrecho, la caballería destacada por Bolívar marchaba en columnas por un espacio angosto entre un cerro y un pantano. El mando general de toda ella lo ejercía el general Mariano Necochea, el de la caballería colombiana el coronel Lucas Carvajal y el de la peruana el general Guillermo Miller.[11] Encabezando la formación iba el regimiento de Granaderos de Colombia comandado por Otto Philipp Braun, seguido por el escuadrón de Granaderos de los Andes al mando de Alejo Bruix, el regimiento de Húsares de Colombia del coronel Laurencio Silva y el regimiento de Húsares del Perú del coronel Antonio Placencia. La caballería independentista salió del trecho por el que venía y comenzó a desplegarse en la pampa, pero cuando únicamente los "Granaderos de Colombia" habían formado en línea de batalla, fue cargada por la caballería realista, mientras el tercer escuadrón de "Húsares del Perú" aguardaba en la quebrada de Chacamarca su turno para entrar en la línea. Los "Granaderos de Colombia" y "Granaderos de los Andes" fueron los primeros en desembocar por el abra e inmediatamente iban formándose en línea de combate. Desmontaron y recibieron a pie firme el choque de la caballería española enristrando sus largas lanzas a modo de picas, esperando el ataque realista. El general Miller, que conducía a 250 "Húsares del Perú", con la misión de desbordar la derecha de Canterac, no pudo ejecutar esta maniobra por lo precipitado del ataque realista, y hubo de cargar de frente, siendo envuelto junto a los "Granaderos de los Andes" y los "Húsares de Colombia" que mandaba el general Necochea, quien herido y desmontado fue hecho prisionero. Únicamente una parte de los "Granaderos de Colombia", al mando del mayor Braun, lograron abrirse paso entre las filas contrarias, quedando en posición ventajosa, mientras que el resto de la caballería patriota se replegaba perseguida por la realista. Al presenciar el crítico momento, el general Bolívar, que junto a su estado mayor había estado observando el combate sobre una loma, a orilla del lago, se retiró a retaguardia, preocupándose en reunir los dispersos de su caballería y acelerar la marcha de la infantería. Es entonces que es alcanzado en dicho lugar por el general Jacinto Lara, quien conducía la primera de las divisiones patriotas, ocurriendo el siguiente diálogo entre ambos, según refiere el coronel Manuel Antonio López, en ese entonces ayudante del estado mayor, en sus recuerdos sobre la campaña:
Carga decisiva del Húsares del PerúEmpeñados todos los escuadrones realistas en la persecución de un enemigo al que creían derrotado, perdieron su cohesión inicial, sin percatarse que aún quedaba sin entrar en batalla el primer escuadrón de Húsares del Perú, al mando del coronel Manuel Isidoro Suárez.[I 1] El flanco izquierda y retaguardia de los realistas quedaron expuestos, y en ese momento, el mayor José Andrés Rázuri comunicó a Suárez una falsa orden[13] del general José de la Mar, dada a éste por Bolívar, de cargar a la caballería realista que galopaba en persecución de los patriotas.[14] Ordenada y dirigida la carga por Suárez, los realistas fueron tomados completamente desprevenidos y masacrados. El grueso de la caballería patriota al mando de Miller, quien había tomado el mando general por la captura de Necochea, volvió grupas para regresar al ataque, distinguiéndose en esta parte de la batalla el coronel Silva quien rápidamente reorganizó a los Húsares de Colombia impidiendo que los realistas lograran rodearlos.[15]
Atacados por sorpresa y atrapados entre dos frentes patriotas, los realistas se desmoralizaron y volvieron grupas, sin que el general Canterac que en ese momento se encontraba al frente de sus jinetes pudiera advertir el motivo de este contraste que se realizaba "inesperadamente, sin que pudiera imaginar cual fue la razón" según informó después al virrey La Serna. Arrojados a la llanura y dispersos en grupos aislados, los realistas fueron derrotados tras un encarnizado combate librado solamente con armas blancas (sables y lanzas), sin que se registrase durante la acción disparo alguno. Por esto se le llamó "la Batalla silenciosa". Las compañías de infantería que Bolívar había mandado llamar arribaron al campo cuando la lucha había concluido.[15] Final de la batallaLos jinetes del general Canterac fueron perseguidos hasta las filas mismas de su infantería, donde desoyendo las opiniones de algunos de sus oficiales, como la del coronel Dionisio Marcilla, quien había comandado la derecha y padecido menos, que sugerían reagruparse y volver al ataque. Canterac ordenó continuar la retirada con tal celeridad que en los veteranos e intactos batallones españoles se introdujo el más sensible desaliento. El entonces brigadier Andrés García Camba diría años más tarde que en Junín la brillante y engreída caballería del ejército realista perdió todo el favorable prestigio y la ventajosa reputación que había sabido adquirirse en las gloriosas campañas anteriores.[17] El Ejército Unido obtuvo una importante victoria. El resultado de esta batalla fue de 254 muertos y heridos y 80 prisioneros[18] para el bando realista y de 148 soldados muertos y heridos (145 según el parte oficial) para el bando independentista[19] y que según parte del general Andrés de Santa Cruz, Jefe del Estado Mayor del Ejército Unido, se encontraban divididos de la siguiente manera:[20]
En reconocimiento a la brillante acción de la caballería peruana, que tuvo el 46.5% de las bajas totales, el general Bolívar le cambió el nombre de Húsares del Perú por el de Húsares de Junín.[15] Todo el enfrentamiento duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos a una altitud de 4100 metros sobre el nivel del mar. El triunfo en la Pampa de Junín haría renacer la moral entre el Ejército Unido. ConsecuenciasEl ejército realista había sido sorprendido durante su contramarcha desde Cerro de Pasco hacia Cuzco, y la destrucción de la caballería realista en las pampas de Junín forzó una retirada desordenada del Ejército del Norte, con las consecuentes pérdidas masivas de hombres y material, hasta que logró alcanzar a duras penas las márgenes del río Apurímac. Como resultado, la retirada tras la campaña de Junín provocó la destrucción casi total de sus unidades militares al llegar a Cuzco. Cita del parte oficial de la batalla, reconociendo oficialesPor el general Andrés de Santa Cruz, Jefe del Estado Mayor en Cuartel General en Reyes, 7 de agosto de 1824[21]
Proclama de Simón Bolívar a los peruanosPrimera parte de la proclama de Bolívar a los peruanos[22]
Información adicional
La batalla de Junín en la literatura
Véase tambiénNotas
Referencias
Bibliografía
Fuentes primariasEnlaces externos
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